A principios de mes estuvo a punto de ocurrir una desgracia a los miembros de The Cult, ya que durante su actual gira europea, tras pasar por Croacia, estuvieron cerca de tener un gravísimo accidente con el autobús cuando su conductor se quedó dormido. Gracias al guardarraíl no se cayeron por un precipicio y la cosa quedó en unos rasguños y un gran susto. Próximamente publicaremos la entrevista que mantuvimos con Ian Astbury, en la que nos contó cómo ha afectado el incidente a la banda. Curtidos en mil batallas desde hace treinta años, los británicos prosiguen con la presentación de su notable ‘Choice Of Weapon‘ y anoche actuaron en La Riviera.
Dado lo temprano del horario en el que se celebraba el evento, no llegamos a ver a Gun, banda escocesa de hard rock que también ha regresado a la actividad con su reciente álbum ‘Break The Silence’, así que nos encontramos el escenario dispuesto para Astbury y Duffy, quienes salieron con algo de retraso acompañados por la sección rítmica también presente en el disco (John Tempesta y Chris Wyse) y el habitual Mike Dimkitch a la otra guitarra. Por los cuarenta euros que costaba la entrada, se podían haber estirado un poco más con la duración de su concierto, pero al menos su set de hora y veinte, bis incluido, estuvo plagado de hits, comenzando por ‘Lil’ Devil’, de su mítico ‘Electric’ (1987), para continuar con ‘Honey From A Knife’, primer corte de su último trabajo. Funcionando de este modo, integraron canciones nuevas y viejas, conformando una actuación bastante consistente, sin demasiados altibajos. Pese al siempre mejorable sonido de la sala (la voz de Astbury sonaba frecuentemente muy por encima de todo lo demás), el considerable número de asistentes que allí se congregó disfrutó a lo grande, coreando a voz en grito.
Otras que no faltaron fueron ‘Rain’, ‘Nirvana’, ‘Fire Woman’ o ‘Wild Flower’, pertenecientes a los puntos álgidos de la carrera de la banda y evidentemente provocando la locura colectiva. Tampoco se quisieron olvidar de ‘Beyond Good and Evil’, su álbum de retorno de 2001, con una estupenda versión de ‘Rise’. Para tener fama de alguien que ha llevado mala vida, Astbury sigue poseyendo un torrente vocal de aúpa, que junto al entusiasmo de Duffy al tocar cada acorde, son claras muestras de que estos chicos siguen con muchas ganas. Con ‘For The Animals’ y la mítica ‘She Sells Sanctuary’ se fueron al backstage y volvieron minutos después con un bis que empezaba tranquilito con ‘Life > Death’ pero que acabó arrasando con ‘Spiritwalker’ y, como no, ‘Love Removal Machine’, con la que remataron la faena. Una mayor duración seguramente habría dejado mejor sabor de boca a muchos, pero ya que no quedaba otra, al menos lo vivido estuvo francamente bien. 7,5.