
En estos tiempos de ruido atronador y furia vana, cuando la melodía se ahoga en el griterío digital, aparece Luis Martos —ese hombre de doble filo, músico y osteópata, médico del cuerpo y de las notas— con un envite tan singular como urgente.
Su nuevo álbum, “Susurros – Volumen I”, se publica el próximo 16 de noviembre y no es música para bailar ni coartada para el olvido, sino munición de combate para la otra guerra: la que se libra dentro. Es la voz del artista, templada y grave, despojada de artificios, usada ahora como bisturí sonoro, como un arma blanca de calma frente al cortisol y la estridencia. Una propuesta audaz y necesaria que conjuga la ciencia del músculo y el hueso con la liturgia del sonido, ofreciendo al oyente no diez canciones, sino diez sesiones de tregua en el campo de batalla del alma. Quien quiera paz interior, que escuche. Los demás, que sigan gritando.
Hay artistas que buscan el aplauso, y otros que buscan el aliento. Luis Martos, conocido artísticamente como MEL’S, pertenece decididamente a los segundos. Tras más de dos décadas explorando la conexión íntima entre la vibración, la emoción y el bienestar físico, el músico, compositor, musicoterapeuta, fisioterapeuta y D.O. osteópata presenta su nuevo y audaz trabajo discográfico: “Susurros – Volumen I”. Este álbum, el tercero en su carrera y el primero de una colección dedicada a la música terapéutica y emocional, se erige como una propuesta singular que une arte y ciencia a través del poder sanador del sonido.
En “Susurros”, MEL’S culmina su visión de la música como un vehículo para la introspección y la experiencia trascendente. La pieza central del proyecto es el uso de una voz susurrada, cálida y envolvente, concebida no solo como recurso estético, sino como una herramienta terapéutica activa. Martos emplea frecuencias y estructuras sonoras diseñadas con propósito para inducir estados de calma, reducir la tensión muscular, disminuir el cortisol y favorecer la conexión mente-cuerpo.
La carrera de Luis Martos no puede entenderse sin esta dimensión dual. Como doctor en osteopatía y fisioterapeuta, conoce el lenguaje del cuerpo. Como musicoterapeuta, entiende el poder del sonido sobre la mente. Y como músico y poeta, transforma ese conocimiento en la obra. Tal y como explica el artista: “El sonido tiene una capacidad de influencia directa sobre el sistema nervioso. Con Susurros, he querido ofrecer un espacio sonoro donde la voz se convierte en medicina, donde cada vibración puede acompañar procesos de bienestar y reconexión interior”.
Su voz, a veces quebrada o apenas audible, huye de la perfección técnica para buscar el matiz humano y la belleza de la vulnerabilidad, reflejando su filosofía: “No compongo para entretener. Compongo para acompañar. Para sostener con sonido aquello que duele, para recordar que soltarlo también es sanar”. Utiliza el timbre, la frecuencia y el silencio como recursos para inducir estados de serenidad, aliviar tensiones emocionales y facilitar procesos de introspección.
Este primer volumen se compone de diez reinterpretaciones de temas conocidos y menos conocidos, convertidos en “sesiones sonoras” con una intención curativa explícita. El debut como sencillo es “Te dejé Marchar” (versión de D. Summers y Daniel Mezquita), en la que se baja la tonalidad para acentuar el tono susurrado y melódico, resumiendo la esencia terapéutica y el objetivo principal del disco. Este viaje sonoro íntimo y sensorial invita a la pausa y a la introspección, combinando melodías minimalistas, atmósferas orgánicas y técnicas de respiración sonora.
El repertorio de “Susurros – Volumen I” es una travesía emocional que busca la catarsis personal. Incluye una sinfonía de cuerdas en “Contigo” (versión de El Canto del Loco), una alegoría al amor eterno; la versión acústica de “Con Sumo Vicio” (de Diario fantasma), que trata la reconstrucción sentimental; y la obra mundialmente conocida “Yolanda” (de P. Milanés), interpretada a piano y guitarra con una voz sentida que busca la autoterapia hacia el amor supremo.
El álbum también contiene una conceptualización minimalista y acústica de “Ameno” (de Era), que acentúa el mantra latín medieval («Ablanda mi dolor, libérame») como viaje a la luz interior. Otras piezas son la versión acústica de “Don’t Panic” (de Coldplay), que es un homenaje a su mensaje de esperanza (“La vida no es perfecta, pero sigue siendo hermosa, no entres en pánico”); “Me falta disciplina” (de Buenas Noticias), una autocrítica melódica y poética a la constancia, homenaje al rock urbano confeso; y la versión melódica y grave de “Carbón y Ramas secas” (de M. García), un canto a la transformación y un baile emocional.
El viaje continúa con “Copenhague” (de Vetusta Morla), una pieza puramente acústica que refleja la lucha entre el miedo y la valentía de cambiar, llegando a un clímax de voz quebrada. El disco cierra con “Me quedo contigo” (versión de la versión de Rosalía del tema de Los Chunguitos), que, acompañada de un cuarteto de cuerdas, sella el mensaje del triunfo del amor sobre los bienes y la riqueza.
La producción apuesta por una estética acústica y orgánica, alejada de artificios. Cada interpretación fue concebida para conservar la respiración, el roce y la textura real de los instrumentos, creando un ambiente que envuelve sin imponerse. El acompañamiento instrumental está formado por guitarra acústica, piano de cola y un delicado cuarteto de cuerdas (violonchelo, viola y dos violines).
El disco fue grabado en Argonauta Estudio, un espacio que prioriza la sensación de “grabar como si estuviera en casa”, buscando generar un ambiente único y personal para que cada intérprete aportara su huella y sensibilidad. “Susurros Vol. I” no busca deslumbrar por la fuerza, sino conmover por la sutileza. Es un disco que invita a detener el tiempo y escuchar desde la calma.
La visión de MEL’S es un puente sólido entre la ciencia y la emoción. Su trayectoria ya mostraba esta inclinación desde su primer álbum, “Conexiones” (2016-2018), que fusionaba raíces mediterráneas, guitarras acústicas, percusiones orgánicas y poesía interior. Su segundo álbum, “Aire” (2021), expandió su universo hacia el rock sinfónico y la espiritualidad sonora, con temas como “Our Father”, una plegaria en modo dórico con coros gregorianos y sonidos étnicos (doudouk, darbukas, rabel).
Con “Susurros – Volumen I”, MEL’S consolida su lenguaje entre el rock sinfónico, la música étnica y la composición terapéutica, proponiendo una filosofía que busca elevar la conciencia, sanar y conectar con lo espiritual. Su música no pretende llenar el silencio, sino darle forma. Es el resultado de una vida de trabajo dedicado a la terapia, un regreso al poder de una voz que «no grita, sino que te acaricia y te acompaña».
Créditos álbum: “Susurros – Volumen I”
Músicos:
Voz: Luís Martos
Guitarras acústicas: Jordi Armengol
Piano, teclados, programación, glockenspiel: Miguel Á. Vera
Violonchelo: Evelyn Martínez
Viola: Paula Sedeño
Violín: Cecilia Blanes
Violín: Laura Romero
Créditos Técnicos:
Producción y arreglos: Miguel Á. Vera (El Argonauta)
Grabado en: Argonauta Estudio por Miguel Á. Vera
Guitarras grabadas en: Sia Studio por Jordi Armengol
Mezcla y Mastering en: Argonauta Estudio por Miguel Á. Vera