Lagarto Errante, la expresión y extensión melódica del también escritor y guionista Asís Arana, acaba de publicar el vídeo del primer single del que será su segundo álbum bajo ese mismo seudónimo, el cual verá la luz en noviembre del año en curso bajo el título homónimo de «Los amantes».

La idea y el guión del vídeo son del propio Arana, que ha compartido también las labores de dirección y producción junto al realizador vasco Rubén Peña (BSK Producciones), además de coprotagonizarlo de la mano de la fantástica actriz bilbaína Sandra Fernández Aguirre.

Se trata de una canción producida por el gran Manuel Colmenero en sus prestigiosos estudios Sonobox de Madrid, los cuales han acogido grabaciones de bandas tan punteras como Vetusta Morla o Shinova. En este primer corte, escogido por Colmenero de entre más de cuarenta propuestas, el ‘bífido ambulante’ vuelve a demostrar que la palabra ‘errar’ tiene dos acepciones radicalmente distintas. O lo que es lo mismo, que estar en tierra de nadie puede resultar muy recomendable cuando el pop-rock de masas te parece demasiado predecible y empalagoso, y el indie oficial un lugar al que el exceso de pretensiones y ruido han terminado haciendo un flaco favor.

Aunque suene a banda y tenga nombre de banda, Lagarto Errante es un proyecto personal del prolífico cantante y autor bilbaíno (prefiere alejarse de un tanto sesgado término de “cantautor”), quien lleva años residiendo a caballo entre su tierra natal y la capital española.

Tras conocerse en un coworking auspiciado por la Fundación Paideia, el buen entendimiento entre Arana y Colmenero le llevó a juntarse para esta primera muestra, en la que el conocido productor madrileño ha contado con algunos de sus músicos habituales. Destaca entre ellos el polifacético músico gallego Adrián Seijas (Xoel López y Neno, entre otros).

Dado que Arana buscaba un sonido carente de direcciones preestablecidas, grabó una maqueta original del tema lo más desnuda posible, a partir de la cual la producción de Colmenero pudiera ser lo más libre y orgánica posible. De hecho, luego se buscó un patrón rítmico muy contundente y monolítico de cara a que el bucle melódico de la estrofa adquiriera un mayor acento y notoriedad pegadiza.

En cuanto a la letra, y pese a las apariencias exageradamente dramáticas de las estrofas, el vídeo deja entrever sin embargo que está escrita en clave más irónica que otra cosa. Casi incluso paródica, viniendo a decir en el fondo que en el desamor casi todos los amantes suelen mostrarse siempre como los únicos sufridores y poseedores de la última verdad, cuando en realidad la problemática del amor y del consiguiente desamor suele ser algo que tiene por origen la mejor o peor relación que lo amantes tienen consigo mismos.